M.V. SERGIO CASTRO – Comisión Técnica de Mastitis
Introducción
Con el avance de la intensificación y el aumento de la carga animal la producción primaria de leche, se vio envuelta en un gradual pero constante cambio de los factores relacionados a la alimentación, el ambiente y al manejo de los rodeos lecheros, exponiendo a las vacas a
permanecer en áreas cada vez más contaminadas, elevando el riesgo de contraer una infección mamaria (Neave et. al., 1966).
Si bien estos cambios, han logrado aumentar la producción individual, paradójicamente han aumentado la susceptibilidad a las mastitis como consecuencia de un deterioro inmunológico local a raíz de esa alta producción (D. J. Wilson et. al., 2004).
Varios estudios han demostrado la asociación entre el nivel de higiene del hábitat y el nivel de limpieza de las vacas, con el recuento de células somáticas en tanque (Bodoh et. al.,1976; Barkema et. al., 1998) así como el grado de suciedad de patas y ubres con la tasa de
mastitis subclínica (D. A. Schreiner and P. L. Ruegg, 2003). Por consiguiente en la actualidad, existe un consenso generalizado que remarca la importancia de mantener a las vacas en ambientes limpios y secos durante todo el proceso productivo, incluso en el período del
secado, sin centrarse exclusivamente en prácticas inherentes a la rutina de ordeño o a las maniobras de manejo que rodean a ésta.
Impacto del ambiente en la calidad de leche y medidas de control
Entendiendo que la probabilidad de que ocurra una infección está determinada por el nivel de exposición a las bacterias y por la capacidad inmunitaria del huésped en repelerlas, entenderemos que las malas condiciones de higiene y confort, actúan sinérgicamente en el deterioro de los parámetros de calidad de leche, a raíz de un efecto adverso sobre la inmunidad, ante condiciones estresante repetidas y por el alto desafío a los patógenos de mastitis presentes en condiciones de humedad y suciedad.
Un adecuado plan de higiene para controlar las mastitis, tiene dos objetivos:
1) prevenir las infecciones intramamarias durante el ordeño y 2) prevenir las infecciones entre un ordeño
y el siguiente (Neave et. al., 1969). En definitiva, todo plan de control que intente ser exitoso, deberá tener una planificación y protocolización de labores que permita una estabilidad aceptable de los niveles de bienestar animal, manteniendo en todo momento,
un ambiente limpio, seco y confortable, independientemente del sistema productivo en que se esté llevando a adelante la actividad.
El Inta Rafaela a través de Miguel Taverna, Jorge Ghiano y Emilio Walter, ha trabajado en brindar una serie de recomendaciones tendientes a mejorar el diseño de corrales de alimentación, callejones, accesos y salidas de la sala de ordeño en busca de una mayor perdurabilidad y un menor impacto sobre las vacas.
Algunas de estas recomendaciones son:
‒ Realizar un abovedado de los callejones con una pendiente lateral o doble endiente de 5-8%.
‒ Si el callejón tiene 8-10 m de ancho, dividirlo y hacer pendientes desde el centro hacia las cunetas laterales.
‒ En caso de callejones muy angostos, hacer callejón alternativo de 4-5 m de ancho.
‒ Pasar un rabasto día por medio y después de cada lluvia, cuando ya haya secado.
‒ Evitar la acumulación de agua y disponer de 2 o 3 alternativas de circulación.
‒ No superponer circuitos de animales con los de herramientas como el tractor, el mixer o el camión. En estos casos se puede utilizar distintos materiales de compactación.
‒ Abrir más de un acceso al corral de espera, aunque esto signifique tener que hacer reformas en dicho corral.
‒ Abovedar ingresos y salidas para permitir un rápido escurrimiento del agua
‒ No rellenar con elementos abrasivos que lastimen la pezuña. Usar tierra colorada sola o mezclada con cal. No usar tierra negra, ni con restos orgánicos (bosta, paja).
Momentos críticos
Algunos períodos críticos de la vida productiva o de la rutina diaria de los animales, pueden tener mayor nivel de riesgo y exposición que otros, aumentando la probabilidad de una infección. El arreo de las vacas, si no se realiza correctamente, podría ser determinante en
el score de suciedad de ubres y patas. El diseño y mantenimiento de las calles es crucial, así como el trato agradable trayendo a las vacas a su propio ritmo, de manera que les permita seleccionar el área donde pisan y esquivar obstáculos. Por otro lado, traer los rodeos, con
demasiada antelación al inicio del ordeño y dejándolos en espera en las cercanías del corral, tiene impacto perjudicial en el nivel de higiene de ubres.
El inadecuado escore de higiene de las ubres durante la rutina de ordeño, no sólo aumentará el riesgo a una infección (Galton et al. 1986), sino que también demorará el tiempo de preparación, extendiendo las horas que las vacas y el personal deban permanecer en el tambo.
La práctica de encerrar los rodeos, luego de haber finalizado el ordeño, impone el mismo nivel de riesgo de infecciones, con el agravante que encuentra un canal del pezón dilatado y permeable a las bacterias. En establecimientos donde se suministra parte del alimento en patios o corrales de comida, es deseable que ésta esté disponible cuando las vacas arriban a los comederos. De ésta manera se logra que permanezcan de pie al menos por una hora posterior al ordeño.
En época estival, el estado de las sombras donde las vacas pasan gran parte del día, deberán pensarse y protocolizar su mantenimiento. En caso de ser artificiales, proveer no menos de 4 m/vaca, ubicadas de norte a sur, con una altura no menor a 3.5 metros y eligiendo áreas
elevadas, con buen drenaje. La utilización de estructuras móviles que se vayan rotando a medida que el suelo aumenta el nivel de contaminación, suele ser una gran alternativa de manejo para mitigar el impacto del ambiente sobre las vacas.
Los grupos de vacas que se mantienen en las cercanías del tambo, como frescas, rengas y hospital. Tienden a padecer las peores condiciones ambientales, ya que en general permanecen en corrales las 24 hs del día, en un momento donde la inmunidad está
resentida. Por lo tanto, el diseño y mantenimiento de estos sectores, se vuelve determinante en el control de la mastitis.
Diseño de corrales
Si bien la perdurabilidad de los corrales de encierro o patios de comida, dependerá de las condiciones medio ambientales y nivel pluviométrico de la zona, existen algunos conceptos generales que podrían ayudar a lograr un manejo adecuado. Para tal fin, se recomienda lo siguiente:
– Disponer de una buena superficie por vaca (35 a 55 m2/vaca, según la zona), considerando la máxima cantidad de vacas que deberá soportar el corral según la distribución de partos anual.
– Todo el corral, debe estar nivelado con una pendiente de 2 a 4% hacia una zona baja o cuneta que permita el escurrimiento del agua.
– Ubicar los comederos y bebidas, en la zona más alta.
– En corrales con comedero internos, siempre es deseable hacer un compactado con suelo cal o cemento, alrededor de éstos, considerando que es el sector donde se depositará la mayor cantidad de deyecciones, y habrá mayor densidad de pisadas.
Paradójicamente, justo en el lugar por donde transita el mixer con el tractor cuando descarga la comida.
– Si no se realizan las mejoras del suelo, los comederos deberán moverse, inmediatamente que la tierra, se vea sin una correcta compactación.
– En lo posible evitar el ingreso del mixer al corral. Para ello, se puede disponer de comederos en los laterales del corral con acceso de un solo lado. Este tipo de diseño, se puede pensar para rodeos más chicos (frescas, pre-parto, hospital), aunque debe considerarse para rodeos más grandes, en aquellos establecimientos donde tienen encierro permanente.– Pasar el rabasto día por medio y en caso de necesitarse, retirar el material blando y reponer con tierra colorada seca y cal, cuando sea necesario.
Herramienta para evaluar la contaminación de las ubres
Se han desarrollado varios métodos para evaluar el nivel de higiene sobre las vacas (Cook, 2002; Schreiner and Ruegg, 2003; Reneau et al., 2005) y algunos han sido utilizados para demostrar que la mala higiene resulta en problemas de salud de la ubre. Schreiner y Ruegg (2003) durante un estudio sobre 1250 vacas en 8 rodeos, usaron un sistema de evaluación de higiene de ubre (figura 2) que además de encontrar una asociación significativa entre la pobre higiene con un aumento del score lineal de células somáticas y una mayor prevalencia de infecciones mamarias por patógenos ambientales, también aportó una metodología de monitoreo que puede ser utilizada como una herramienta práctica para evaluar el estado del ambiente donde viven o transitan las vacas lecheras.
Midiendo 4 escalas, que observa las ubres y patas desde la parte posterior, donde el score 1 es el estado donde las ubres y patas se encuentran más limpias y 4 el más sucio. Los peores resultados en cuanto a nivel de confort y mastitis, se encuentran con vacas que permanecen en niveles de suciedad 3 y 4. Observar esto de forma repetida, nos obligará a descubrir la causa y a impartir inmediatamente las medidas para su corrección.
Junio- 2021
M.V. Sergio Castro – CT de Mastitis
APROCAL